lunes, 7 de septiembre de 2015

TIEMPO, NUEVO LIBRO DEL TEATRITO RIOPLATENSE DE ENTIDADES

Con motivo de la nueva era iniciada por el Teatrito rioplatense de entidades hace apenas siete meses (esta es una nota atrasada, sepan disculpar), la institución en un raro acto de coherencia acaba de publicar un libro llamado ‘Tiempo’.

El mismo consta de 50 ejemplares en edición de bibliófilo, rústica, en rama, de 46 pags. y tamaño de 14 x 21 cms. Fue impreso sobre papel Constellation de 130 grs con tipos Rosarivo de Pablo Ugerman y diseño de Gustavo Ibarra. Cada ejemplar es numerado y firmado por el poeta encargado del Tre.

El costo actual del libro es de 300 pesos, aunque este podría llegar a modificarse con el correr de los días, ya que se sabe que en el Río de la Plata Tiempo y Dinero van de la mano de un modo que, a medida que progresan, nivelan con aumentos el valor que prometen poseer.

La edición se encuentra en exhibición y a la venta en Galeria Mar Dulce, Uriarte 1490, en el horario de martes a sábado de 15 a 20. Los interesados en el libro pueden escribir a galeriamardulce@gmail.com


ALGUNAS NOTAS SOBRE ‘TIEMPO’

Comencemos por reconocer que nadie sabe lo que es el tiempo o que, como sostenía San Agustín: ‘se lo que es hasta que me preguntan por él y entonces ya no se como explicarlo’.
Tiempo, nosotros lo sabemos, es un actor del Teatrito rioplatense de entidades. Nuestro protagonista aparece desde el principio como un declamador altisonante, el cual describe sus atributos en escena. Recita sobre su justo medio entre el pasado y lo que viene, con su situación de juez y de testigo, y su participación activa en el tráfico de los instantes.


Yo soy “aquí”
Soy “en este momento”
Soy el gran monumento
entre el puede y el acaba,
y al que le quiera parecer
que estoy diciendo pavada
que grite bien fuerte ¡ahora!
y que grite y lo mantenga
por el cabo de una hora.
Ya verá que no es lo mismo
ni el ahora ni su grito
y mientras se mueve de sitio
apagándose lentamente
Yo me planto derechito
porque soy el permanente



El lector no familiarizado con nuestra iconografía encontrará otras entidades dentro del poema. Muchas de estas son variables de la imposibilidad o de una idea de la Nada que con diversos trajes y nombres se presentan a lo largo del texto: el puente de carbón, el volcán de No, el Olvido, Al Pedín, numen de las causas inútiles e intermediario entre la Nada y el Absurdo.


Esto me pasa por entrar al reino del hueso.
Me pasa por entrar en el reino del embudo.
En el ducado del consumo, en la monarquía de lo inútil.
Me retiro como gran príncipe. ¡Le Dauphin!
De todos ellos heredo mi trono.
Regreso a mi cómodo y encumbrado asiento
en el cual me siento con la luz de hoy.
Por sobre todos ellos
reino.


El lector notará que nuestro actor es muy grande y que no habla directamente de nosotros o que lo hace dentro del contexto de un paisaje más amplio en los que interviene de igual modo el humo y la piedra.

Salí, surqué la montaña y me fui,
al futuro, donde los instantes no vienen
de a uno. Están, todos juntos,
conviviendo con la posibilidad.
La dudosa, la ambigua, la indecisa,
la trémula posibilidad.
¡Llovían efímeros sin resolverse!
Arremolinados, esperando ser.
¡A lo espermatozoide! Nadaban.
Nadaban para golpearse la nariz
en el óvulo del presente.
Y uno, uno solo puede.
¿Quién quiere para sí un destino
tan ridículo? ¿para qué?
¿Para pasar por mi cruz?
Los reuní en asamblea, a los instantes
nonatos, a las posibilidades inmaduras,
a los efímeros deseosos, y les hablé.
Les dije exactamente eso: no se gasten.


Hacia la mitad del texto Tiempo consigue, o imagina, salirse de sí, a la manera de un chamán, para realizar un viaje espiritual en el que puede observar los detalles que están más allá de sí mismo, visitar los instantes nonatos y confrontar otro aspecto del proceso final personificado en un cancerbero llamado detrito.

...cual fiera en cuatro patas el detrito desafía.
Se hace el guardián de no se qué, de estas cosas
que ni alcanzan a morirse en el zanjón.
Guardián de esta sopa a medio camino,
y las moscas
brotan antes de que puedan decir soy mosca.
Antes de que el ciclo pueda llevarlas en proceso,
quitarle las alas y darle dos patas
para al final asegurar con desconcierto
y un santo día escuchar en un suspiro
¡Cómo pasa el tiempo!


A partir de aquí Tiempo duda de su propia grandeza al compararse con lo que podría interpretarse como un desdoblamiento de su sustancia, entre la multitud de los efímeros y el enorme abismo del Olvido. Con el último poema Tiempo regresa, con algunas consecuencias, a ocupar su lugar en el presente.


Buenos Aires, Crapa 6 del Sin sombra del Año Cero.





+ info en nuestro album de facebook:  https://www.facebook.com/teatritorioplatense/media_set?set=a.580777588714597.1073741847.100003470839036&type=3






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